1) Pollito Chicken:
pollito chicken
gallina hen
lapiz pencil
y pluma pen
ventana window
puerta door
techo ceiling
y piso floor
ha llegado la hora de aprender ingles
ha llegado la hora de aprender ingles
si tu abres la mente podras comprender
y veras tu lo facil que es hablar ingles
almohada pillow
cama bed
mesa table
y silla chair
dedos fingers
cabeza head
brazos arms
y pierna leg
ha llegado la hora de aprender ingles
ha llegado la hora de aprender ingles
si tu abres la mente podras comprender
y veras tu lo facil que es hablar ingles
esto ha sido todo
lo hicieron muy bien
y aqui terminan
las clases de ingles
esto ha sido todo
this is the end
y aqui termina
good bye my friend.
2) Un Elefante:
Un elefante se balanceaba,
sobre la tela de una araña.
Como veía que resistía,
fue a llamar a otro elefante.
sobre la tela de una araña.
Como veía que resistía,
fue a llamar a otro elefante.
Dos elefantes se balanceaban,
Sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
Sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
Tres elefantes se balanceaban,
sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
Cuatro elefantes se balanceaban,
sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
Cinco elefantes se balanceaban,
sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
sobre la tela de una araña.
Como veían que resistía,
fueron a llamar otro elefante.
3) Mi Monito:
A mi mono, le gusta la lechuga
planchadita sin una sola arruga
se la come, con sal y con limón
muy contento, sentado en mi balcón.
planchadita sin una sola arruga
se la come, con sal y con limón
muy contento, sentado en mi balcón.
4) Cu Cú ( El Sapito)
Cu cú, cu cú
Cu cú, cu cú
Cu cú cantaba la rana
Cu cú debajo del agua.
Cu cú pasó un caballero
Cu cú con capa y sombrero.
Cu cú pasó una señora
Cu cú con traje de cola.
Cu cú pasó un marinero
Cu cú vendiendo romero.
Cu cú le pidió un ramito.
Cu cú no le quiso dar.
Cu cú y se echó a llora.
5) Debajo de un Botón:
Debajo de un botón, ton, ton,
Que encontró Martín, tín, tín,
había un ratón, ton, ton
ay que chiquitín, tin, tin,
ay que chiquitín, tin, tin,
era aquel ratón, ton, ton,
que encontró Martín, tin, tin,
debajo de un botón, ton, ton.
Poemas:
1) El Colibrí:
Se sostiene en el aire
como una nota musical.
El colibrí
picotea la flor del hibisco,
que es como una trompeta
vibrando en si bemol.
A veces, el picaflor
dirige la orquesta
con su pico de batuta
y su frac
de un verde terso,
tornasol.
Entonces, las flores
tocan una sinfonía dulce
y calma.
El viento se detiene a escuchar,
y aplaude mansamente
cuando terminan.
2) El Castor:
Asoma la cabeza
y sus dientes naranja
son como dos almenas de un castillo radiante.
Madriguera escondida o túnel subterráneo,
el tucu tucu excava una cueva,
su casa: bajo piedra en el cerro,
bajo arena en la playa,
bajo tierra en el monte. Excava,
siempre excava,
y de tanto excavar, el tucu tucu tiene
la pelambre de barro y las uñas tiznadas.
Un geniecillo huraño
—el hocico achatado y la cola bien larga—
va royendo el silencio en la tarde del campo
y le hace zancadillas a caballos y vacas.
Asoma la cabeza
y sus dientes naranja
parecen una mueca del sol entre los pastos.
3) La Iguana
Por la mañana,
girandolilla,
va Doña Iguana
con su sombrilla,
giradorola,
puesta en la cola.
Señora Iguana
de Varadero,
girandolana,
girandosoles,
con un sombrero
de caracoles.
Con una saya,
girandolaya,
de espuma fina;
con su abanico,
girandolina,
verde perico.
Girandulera,
si te doy piña,
dame una pera.
Girandochuela,
para una niña
que va a la escuela.
Una manzana,
girandolana,
y una ciruela.
4) Loro, Lorito:
Espera, espera,
lorito, no te vayas a Perú.
Espera, espera, bonito,
loro verde, loro azul.
No te vayas por el mar
en ese barco velero.
No te vayas, no te vayas,
no te vayas, que te quiero.
5) La Tortuga:
Iba una tortuga
Iba despistada
con tanto autocar.
Buscaba una tienda
quería comprar
un sombrero nuevo
y medias un par.
Se compró un sombrero
y tan elegante
salió de la tienda.
Pasó una tartana,
cruzó una calesa,
pasó un autocar
y tres bicicletas.
Y la tortuguita
guardó su cabeza.
Cuando de nuevo
su cara asomó
¡pobre sombrerito!
se lo atropelló
una tartanita
con un percherón.
La tortuga dijo:
¡Qué fatalidad!
yo me voy al campo
¡qué asco de ciudad .
Cuentos:
1) Un ratón Aventurero:
Cuentos:
1) Un ratón Aventurero:
Erase una vez un pequeño ratoncito llamado Antonio, el cual dedicaba su tiempo a viajar por todo el mundo, viajaba en bus, en tren, en barco y hasta en avión; pero un día que jamás olvidara fue en San Valentín. Se encontraba viajando en un barco rumbo a París a la ciudad del amor con Licy, pero ese día una gran tormenta partió el barco en dos pedazos dejándolo a él inconsciente y separándolo de su único y gran amor, Licy.
Él fue rescatado por un par de ratas, las cuales lo llevaron a su madriguera para salvarle la vida. A los cuatro días de permanecer inconsciente abrió los ojos y solo gritaba el nombre de su amada Licy. Una de las ratas le dijo "no se quien es Licy'.
2) El Ogro y el Uirapuru:
En lo profundo del bosque, en los alrededores del pantano, vivía un feo y amargado ogro. Se había alejado del mundo, pues guardaba tanto rencor que prefirió estar solo y no tener que enfrentarse a nadie. Al ogro todo le molestaba y se quejaba por todo. Si alguna criatura del bosque se acercaba gruñía fuerte para ahuyentarla. Pasaba encerrado en su choza todo el tiempo, la cual él mismo construyó, toda cerrada con una única ventana que daba al este, para darse cuenta cuando amanecía y recibir un poco de luz del sol.
3) La Ofrenda Más Valiosa:
¡Que alegría tenían todos los animales en el llano!, era un día muy especial. Se realizaría una fiesta agasajando al dios de la naturaleza, a orillas de una laguna, la cual estaba adornada por un bosquecillo de caldenes y piquillines.Esa noche la luna brillaría con gran esplendor e iluminando todo el lugar. Apenas el sol se escondía en la tardecita, los animales anunciaban su llegada. Los pájaros con todo su fulgor y cánticos le daban a esa tarde momentos musicales exquisitos.
4) El Zorro Gruñón:
En aquel atardecer la luna asomaba sus cuernos del naciente, de un blanco, brillante, intenso. Los pájaros habían acallado su canto mientras el viento pampero levemente paseaba por el monte. A la orilla del sendero, un zorro muy gruñón, rompía aquella apacible noche con sus gritos y correrías. – “¿Que pasa señor zorro?” – Le dijo un pichecito asomándose desde su cueva. – “¿Por qué tan gruñón, hoy?” “Es que me duele mucho la muela”, – dijo el zorro. – “Se me quedó atascado un huesito entre los dientes y no puedo sacarlo. Me duele mucho!”, – exclamaba.
5) El Cabrito Amistoso:
Había un parque hermoso con muchos árboles de diferentes tipos, que daban mucha sombra porque eran frondosos, al que asistían muchas personas, especialmente niñas y niños con su familia. Se podían apreciar plantas tropicales exóticas, también había palmeras y cipreses, entre otras especies. El paisaje incluía arroyos naturales , laguitos y cuevas El parque disponía de varios senderos, a lo largo de ellos había estanques y laguitos con peces de diversos colores y tamaños. Las personas que asistían al parque se deleitaban contemplando la vegetación y los peces y tortuguitas que vivían en los laguitos.
Adivinanzas:
1) Las Abejas:
Zumba que te zumbarás,
van y vienen sin descanso,
de flor en flor trajinando
y nuestra vida endulzando.
van y vienen sin descanso,
de flor en flor trajinando
y nuestra vida endulzando.
2) La Araña:
En rincones y entre ramas
mis redes voy construyendo,para que moscas incautas,
en ellas vayan cayendo.
3) La Ardilla:
¿Quién hace en los troncos
su oscura casita
y allí esconde, avara,
cuanto necesita?
su oscura casita
y allí esconde, avara,
cuanto necesita?
4) La Ballena:
Es la reina de los mares,
su dentadura es muy buena,y por no ir nunca vacía,
siempre dicen que va llena.
5) El Caballo:
Lo rascaba llorando
de la crin a la cola
y en él se iba trotando
por una loma.
de la crin a la cola
y en él se iba trotando
por una loma.
Obras de Teatro:
1) La Herencia:
La escena se desarrolla en un mundo lleno de animales, se abren las cortinas del teatrillo y se ve aparecer al toro y a la vaca conversando.Toro: Y qué…¿Te has enterado de la noticia?
Vaca: ¿Noticia, qué noticia?. Yo nunca me entero de nada.
Toro: He oído que el gato ha heredado.
Vaca: ¿Cómo?
Toro: Sí, sí, ¿Te acuerdas de su tía Enriqueta?.
Vaca: Sí, esa que era millonaria y vivía en Florida.
Toro: Esa, esa, pues parece ser que se ha muerto y le ha dejado toda la pasta.
Vaca: Pues sí que va a engordar, macarrones, tallarines, lacitos…
Toro: ¡Qué no, qué no me refiero a ese tipo de pasta!. Le ha dejado todo su dinero.
Vaca: Madre mía, pues entonces habrá que ir a visitarle y ayudarle a gastarse toda esa pasta ¿No crees?, jajajajajajaja.
Ambos se marchan riéndose, mientras aparece en escena el Cangrejo, narrador de la historia.
Cangrejo: Pues ya lo habéis visto, el gato parece ser ahora un gran millonario y todos parecen querer ser sus amigos, ¿Qué os parece?. Ahora me voy, viene alguien.
EL Cangrejo se va mientras entran en escena el León Y el Elefante.
León: Y a ti ¿Qué te pasa?.
Elefante: ¡Ah, perdona no te había visto, estaba pensando!
León: ¿Pensando, en qué?
Elefante: Pues en cómo hacerme amigo del gato, ahora que tiene dinero tengo que aprovechar.
León: Pues no creo que quiera ser tu amigo, siempre lo estás incordiando con esa trompa larga que tienes.
Elefante: Sí, es cierto que me encanta fastidiarle, sobre todo cuando está durmiendo.
León: Aunque me has dado una idea, podemos ir a verle y probar a ver si lo conseguimos.
Elefante: ¡Estupendo, vamos, no quiero perder la oportunidad!
Ambos se marchan juntos, y el amigo Cangrejo aparece de nuevo.
Cangrejo: ¿Lo veis?, ¡Qué barbaridad! Ahora todos intentan acercarse al gato cuando antes pasaban de largo, el saber que tienen dinero los está trastornando, por cierto, por ahí llega el príncipe rana, a ver qué le parece todo esto.
La Rana entra en escena
Rana: ¡Ehhhhhhhhhhh, hola amigo tenazas! ¿Qué haces aquí tan solitario?
Cangrejo: Aquí con unos amiguitos (señala al público) contándoles lo del gato y su dinero.
Rana: ¿Dinero? ¡Qué bromista, el gato es más pobre que los mendigos del barrio!
Cangrejo: ¡Qué nooooooooo, qué ha heredado y ahora tiene más dinero que…que…que…túúúúúúúú!
Rana: ¡No es posible!
Cangrejo: ¿Es que no te alegras por él?
Rana: ¿Alegrarme? Todo lo contrario, he de encontrar la forma de quitárselo, nadie puede ser más rico que yo aquí en mi reino.
Se marcha enfadadísimo dejando al Cangrejo pensativo.
Cangrejo: Pues ya lo veis, creo que el pobre gato no conseguirá tener ni un amigo verdadero, pero mirad y estar atentos porque creo que viene por allí.
EL Cangrejo desaparece y entra el Gato cabizbajo y muy triste.
Gato: (Mira al público) Ah, hola, ¿estás ahí? Perdonad no os había visto, estoy algo distraído. Seguro que sabéis por qué y si no yo os lo digo, pues nada que yo sólo quería tener amigos y me inventé lo de mi tía Enriqueta, pero ahora todos piensan en el dinero y no en mí ¡Qué tristísimo estoy! (Llora)
Mientras llora aparece el Erizo
Erizo: Ehhhhhh, Don gato ¿Qué es lo que te pasa?
Gato: Nada , seguro que ya lo sabes.
Erizo: ¿Enterarme, de qué? Yo venía a invitarte a merendar y como sé que no andas bien de dinero pago yo.
Gato: ¿Lo dices de verdad, así que tu ofrecimiento es sincero?
Erizo: Pues claro, yo tampoco tengo muchos amigos, por eso de las púas dicen que pincho todos los balones y no quieren jugar conmigo así que pensé que tal vez tú…
Gato: ¡Es fantástico! Siempre quise tener un amigo con el que compartirlo todo y ahora mi sueño se ha cumplido, no te doy un abrazo porque tus púas me impresionan, pero sabes algo, creo que esto es el comienzo de una gran amistad.
Erizo: ¡Yo también lo creo!
Ambos se marchan muy contentos, aparece el Cangrejo.
Cangrejo: Pues ya lo habéis visto, espero que hayáis aprendido que lo importante de alguien no es el dinero, ni de qué color sea, ni de dónde venga, lo importante es él mismo. Hasta pronto chicos-as, seguro que volveremos a vernos.
Fin.
Vaca: ¿Noticia, qué noticia?. Yo nunca me entero de nada.
Toro: He oído que el gato ha heredado.
Vaca: ¿Cómo?
Toro: Sí, sí, ¿Te acuerdas de su tía Enriqueta?.
Vaca: Sí, esa que era millonaria y vivía en Florida.
Toro: Esa, esa, pues parece ser que se ha muerto y le ha dejado toda la pasta.
Vaca: Pues sí que va a engordar, macarrones, tallarines, lacitos…
Toro: ¡Qué no, qué no me refiero a ese tipo de pasta!. Le ha dejado todo su dinero.
Vaca: Madre mía, pues entonces habrá que ir a visitarle y ayudarle a gastarse toda esa pasta ¿No crees?, jajajajajajaja.
Ambos se marchan riéndose, mientras aparece en escena el Cangrejo, narrador de la historia.
Cangrejo: Pues ya lo habéis visto, el gato parece ser ahora un gran millonario y todos parecen querer ser sus amigos, ¿Qué os parece?. Ahora me voy, viene alguien.
EL Cangrejo se va mientras entran en escena el León Y el Elefante.
León: Y a ti ¿Qué te pasa?.
Elefante: ¡Ah, perdona no te había visto, estaba pensando!
León: ¿Pensando, en qué?
Elefante: Pues en cómo hacerme amigo del gato, ahora que tiene dinero tengo que aprovechar.
León: Pues no creo que quiera ser tu amigo, siempre lo estás incordiando con esa trompa larga que tienes.
Elefante: Sí, es cierto que me encanta fastidiarle, sobre todo cuando está durmiendo.
León: Aunque me has dado una idea, podemos ir a verle y probar a ver si lo conseguimos.
Elefante: ¡Estupendo, vamos, no quiero perder la oportunidad!
Ambos se marchan juntos, y el amigo Cangrejo aparece de nuevo.
Cangrejo: ¿Lo veis?, ¡Qué barbaridad! Ahora todos intentan acercarse al gato cuando antes pasaban de largo, el saber que tienen dinero los está trastornando, por cierto, por ahí llega el príncipe rana, a ver qué le parece todo esto.
La Rana entra en escena
Rana: ¡Ehhhhhhhhhhh, hola amigo tenazas! ¿Qué haces aquí tan solitario?
Cangrejo: Aquí con unos amiguitos (señala al público) contándoles lo del gato y su dinero.
Rana: ¿Dinero? ¡Qué bromista, el gato es más pobre que los mendigos del barrio!
Cangrejo: ¡Qué nooooooooo, qué ha heredado y ahora tiene más dinero que…que…que…túúúúúúúú!
Rana: ¡No es posible!
Cangrejo: ¿Es que no te alegras por él?
Rana: ¿Alegrarme? Todo lo contrario, he de encontrar la forma de quitárselo, nadie puede ser más rico que yo aquí en mi reino.
Se marcha enfadadísimo dejando al Cangrejo pensativo.
Cangrejo: Pues ya lo veis, creo que el pobre gato no conseguirá tener ni un amigo verdadero, pero mirad y estar atentos porque creo que viene por allí.
EL Cangrejo desaparece y entra el Gato cabizbajo y muy triste.
Gato: (Mira al público) Ah, hola, ¿estás ahí? Perdonad no os había visto, estoy algo distraído. Seguro que sabéis por qué y si no yo os lo digo, pues nada que yo sólo quería tener amigos y me inventé lo de mi tía Enriqueta, pero ahora todos piensan en el dinero y no en mí ¡Qué tristísimo estoy! (Llora)
Mientras llora aparece el Erizo
Erizo: Ehhhhhh, Don gato ¿Qué es lo que te pasa?
Gato: Nada , seguro que ya lo sabes.
Erizo: ¿Enterarme, de qué? Yo venía a invitarte a merendar y como sé que no andas bien de dinero pago yo.
Gato: ¿Lo dices de verdad, así que tu ofrecimiento es sincero?
Erizo: Pues claro, yo tampoco tengo muchos amigos, por eso de las púas dicen que pincho todos los balones y no quieren jugar conmigo así que pensé que tal vez tú…
Gato: ¡Es fantástico! Siempre quise tener un amigo con el que compartirlo todo y ahora mi sueño se ha cumplido, no te doy un abrazo porque tus púas me impresionan, pero sabes algo, creo que esto es el comienzo de una gran amistad.
Erizo: ¡Yo también lo creo!
Ambos se marchan muy contentos, aparece el Cangrejo.
Cangrejo: Pues ya lo habéis visto, espero que hayáis aprendido que lo importante de alguien no es el dinero, ni de qué color sea, ni de dónde venga, lo importante es él mismo. Hasta pronto chicos-as, seguro que volveremos a vernos.
Fin.
2) El gusanito.
(Estamos en mitad del campo. A nadie se ve. Entra Gusanito que se arrastra por el suelo, lentamente).
(Cada vez que el Gusanito entra en escena, la atraviesa en su totalidad y sale por el extremo opuesto al que entró).(Cuando lleva un rato con su avance, y desde el otro extremo entra Saltamontes, que se acerca al primer personaje).
SALTAMONTES.-
Hola pequeño, ¿hacia dónde vas?
GUSANITO.-
Anoche tuve un sueño.
SALTAMONTE.-
No está mal para ser un gusano. ¿Y…?
GUSANITO.-
En el sueño estaba en lo alto de la gran montaña y veía todo el valle. Fue todo tan bonito, que he decido ir hasta la montaña y realizar mi sueño.
SALTAMONTES.-
Estás loco, pequeñajo; la gran montaña está muy lejos y tu eres diminuto.
GUSANITO.-
(Comienza a caminar de nuevo).
Llegaré si me esfuerzo lo suficiente.
SALTAMONTES.-
¿No te das cuenta de que es imposible? Una simple piedra será una montaña inmensa y un agujero en el suelo será un valle imposible de cruzar.
GUSANITO.-
Tengo que intentarlo.
(Sale Gusanito).
SALTAMONTES.-
¡Estás loco, gusano!
(El Saltamonte sale por el centro).
(Vuelve a entrar el Gusanito, lentamente).
ESCARABAJO.-
(En off, cuando Gusanito lleva un rato con su acción de avanzar).
¿Se puede saber a dónde vas?
GUSANITO.-
Hacia la gran montaña.
(Entra el Escarabajo).
ESCARABAJO.-
La gran montaña, es muy grande y está lejos, muy lejos.
GUSANITO.-
Tuve un sueño y en él yo llegaba a la gran montaña.
ESCARABAJO.-
Los sueños, sueños son; gusano loco.
GUSANITO.-
Prefiero ser loco que estar todo el día con la cara hacia abajo. Adiós escarabajo.
(Sale Gusanito).
ESCARABAJO.-
¿Y qué tiene de malo mirar hacia abajo? Así ves lo que está en el suelo.
(Mira en la dirección en la que salió el gusano).
Pobre gusanito loco.
(Sale por el centro).
(Entran una Rana y el Saltamontes).
RANA.-
No te puedo creer.
SALTAMONTES.-
Yo salto y salto, pero nunca miento, ni lo intento.
(Entra Gusanito, con su esfuerzo, y se le ve más cansado).
Mira, ahí viene.
RANA.-
(Que se acerca a Gusanito).
¿Es cierto que quieres llegar a la gran montaña para poder ver todo el valle?
GUSANITO.-
Ese es mi sueño.
SALTAMONTES.-
¿Está loco o no lo está?
RANA.-
Nunca llegarás. Eres más pequeño que yo y yo jamás lo he intentado.
GUSANITO.-
Y si no lo has intentado, ¿cómo sabes que no llegaré?
SALTAMONTES.-
¿Te dije o no te dije?
RANA.-
No lo he intentado porque soy razonable.
GUSANITO.-
Dejadme. Es mi sueño.
(Sale Gusanito).
RANA.-
Mi sueño es comerme una mosca tan grande como un saltamontes.
SALTAMONTES.-
¿No querrás comerme, verdad?
RANA.-
No eres una mosca.
SALTAMONTES.-
Pero soy tan grande como un saltamontes.
RANA.-
Porque eres un saltamontes.
SALTAMONTES.-
Como intentes comerme, te monto una plaga.
RANA.-
Me estás dando sueño.
SALTAMONTES.-
¿También tu tienes un sueño?
RANA.-
(Qué ríe).
Esa si que es buena… ¡Un sueño!
SALTAMONTES.-
(Ríe. Imita al Gusanito).
Dejadme. Es mi sueño.
RANA.-
Que se convertirá en su pesadilla.
(Salen ambos con sus risas).
(Entra Gusanito que avanza por la escena hasta llegar al centro de la misma, lugar en el que se detiene un instante).
GUSANITO.-
Estoy muy cansado… Muy cansado. Debo seguir. Mi sueño es mío y prefiero morir antes que dejar de intentarlo.
(Sigue avanzando hasta que sale de escena).
(Durante un tiempo en el que la escena permanece vacía, suenan truenos y si existieran posibilidades técnicas la escena se iluminará, como si resplandecieran los rayos en ella).
(Entran Rana y Saltamontes).
RANA.-
¡Menuda tormenta!
SALTAMONTES.-
La mayor que hemos tenido nunca.
RANA.-
¿Qué habrá sido del gusano loco?
SALTAMONTES.-
Ya te puedes imaginar…
(Entra Escarabajo).
ESCARABAJO.-
¿Sabéis algo del gusanito que tenía un sueño?
RANA y SALTAMONTES.-
Ya te puedes imaginar…
ESCARABAJO.-
Yo no imagino nada. Soy un escarabajo y sólo miro hacia abajo.
RANA.-
Seguro que algún día, encontrarás su cuerpito enterrado en el barro.
ESCARABAJO.-
¿Creéis que ha muerto?
RANA.-
Ya te puedes imaginar…
ESCARABAJO.-
Precisamente por imaginar cosas ha muerto ese gusano. Lo mejor es tener siempre los pies en el suelo, y a ser posible también la cara.
SALTAMONTES.-
Cada uno debe conformarse con lo que le ha tocado en suerte.
RANA.-
La vida es como es, y ningún gusano la cambiará jamás.
(Escuchamos una risas de alegría).
(Volando sobre los tres personajes entra una Mariposa, que cuando habla, reconocemos por su voz que es el Gusanito que se ha transformado en mariposa).
MARIPOSA.-
¡Puedo volar!, ¡ahora alcanzaré mi sueño!
RANA.-
¡El gusano se ha vuelto mariposa!
ESCARABAJO.-
¡Qué poca vergüenza!, si uno es gusano, siempre debe seguir siéndolo.
MARIPOSA.-
¡Adiós amigos!, la montaña me espera. Un nuevo mundo se abre ante mi.
(Sale Mariposa).
ESCARABAJO.-
¡No sigas adelante; volverás a morir!
RANA.-
Los jóvenes creen que con volar se arregla todo.
SALTAMONTES.-
¡Si tienes los pies en el suelo, estarás siempre seguro!
(Una red inmensa atrapa a los tres personajes).
NIÑO.-
(En off).
Mamá, he atrapado a tres bichos.
MADRE.-
(En off).
¿Y qué vas a hacer con ellos?
NIÑO.-
(En off).
Los meteré en una caja.
(Sale la red con los tres personajes).
MADRE.-
(En off).
¡Bichos!, ¿cuándo sentarás la cabeza?
(La Mariposa atraviesa la escena y sale).
Fin.
3) La Ratita Presumida:
(Escenografía: se ve la casa de la ratita presumida, desde fuera. Debe tener unos pequeños escalones).
(Entra la Ratita Presumida vestida con un sencillo delantal, trae una escoba y con ella se pone a barrer delante de su casa).
RATITA.-
(Deja de barrer, mientras mira a un punto en el suelo).
¿Qué es esto que brilla?
(Se agacha y lo coge).
¡Es una moneda de oro!
(Mira a un lado y otro).
A alguien se le cayó, pero en este momento sola estoy yo.
(Y sin media palabra más, se guarda la moneda en su delantal).
(Sigue barriendo, como si nada hubiera pasado).
RATITA.-
Si en un rato no aparece nadie para reclamarla, me compraré algo con esta moneda de oro.
(Sigue barriendo. Cada vez que habla, deja de barrer; y cuando guarda silencio, barre).
RATITA.-
Parece que no viene nadie. ¿Y qué podré comprarme con la moneda? ¡Ya lo sé!, unos caramelos. No, no; las chuches producen caries y no quiero estropear mis bonitos y blancos dientes.
(Barre).
¡Ya lo sé! Unas buenas agujas con las que coser y dejar bonito mi delantal. No, no; me podría pinchar con una de las agujas.
(Barre).
¡Ya lo sé!, me compraré una rebeca nueva. El otro día vi una preciosa en la tienda que está en la plaza. ¡Eso haré!
(Y ni corta ni perezosa, deja su escoba apoyada en los escalones de su casa y sale de escena).
(Al poco rato, entra el Gallo).
GALLO.-
¡Qué mala suerte!, hoy no está la Ratita Presumida barriendo delante de su casa. ¡Cachis!, da igual, daré un paseo y volveré dentro de un rato.
(Sale el Gallo).
(Entra un Cerdo).
CERDO.-
Por las bellotas de mi tío Abelardo, no está hoy la Ratita… ¡Bellotas podridas! Iré a comer algo y pasaré a ver si la veo.
(Sale el Cerdo).
(Entra la Ratita Presumida, lleva puesta su nueva rebeca; se la ve muy guapa).
(Enseguida entra el Gallo).
GALLO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gallo.
GALLO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
GALLO.-
Cuando llega la medianoche, grito a pleno pulmón: ¡kikiriki!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
GALLO.-
Pues te pierdes a un tipo bien guapo como yo.
(Sale el Gallo todo digno).
RATITA.-
¡Menudo tonto!, ¿a quién se le ocurre ponerse a gritar a medianoche?
(Entra el Cerdo).
CERDO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Cerdo.
CERDO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
CERDO.-
Todas las noches, antes de acostarme, me paseo por toda la casa, gritando por si hay ladrones: ¡oink, oink!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
CERDO.-
Vaya con la presumida. Que sepas que hay unas cuantas cerdas que estarán encantadas de casarse conmigo.
(Sale el Cerdo).
RATITA.-
¿A qué cochino se le ocurre pasearse por la casa gritando “oink, oink”?
(Entra un Perro).
PERRO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Perro.
PERRO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
PERRO.-
En cuanto llega la noche, me encanta ladrar, para desear las buenas noches a todo el vecindario. ¡Guau, guau!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
PERRO.-
No hay problema, Ratita; que en otro lugar querrán mis ladridos.
(Sale el Perro).
RATITA.-
¡Qué vida de perros iba a llevar si me casaba con él!
(Entra un Ratón).
RATÓN.-
Ratita presumida, que guapa estás hoy.
RATITA.-
Vete de aquí, que no me casaré contigo, que eres más pobre que las ratas.
RATÓN.-
Pero si yo venía a avisarte que…
RATITA.-
Vete de aquí, que no comes sino del queso más barato.
RATÓN.-
Sólo venía a avisarte que se acercaba un…
RATITA.-
No me interesan tus avisos de pobre.
RATÓN.-
Vale, vale. ¡Vaya, si parece que las rebecas nuevas la ponen de mal humor!
(Sale el Ratón).
RATITA.-
Dicen mis amigas que es el mejor ratón del barrio… Si al menos tuviese un descapotable, o una casita en la playa… Menudo pobretón.
(Entra un Gato).
GATO.-
Ratita presumida, qué hermosa y elegante estás.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gato.
GALLO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
GALLO.-
Maullar suavemente y cantarte las más hermosas canciones. Y después, dormir y callar.
RATITA.-
Pues contigo, señor gato, me voy a casar.
GATO.-
Entremos en tu casa y hablemos de los planes para la boda, que todo tiene que estar muy bien preparado, para que nada falle.
RATITA.-
Veo que piensas en todo, señor Gato.
GATO.-
No lo sabes tu bien, ratita. Entremos en la casa, querida mía.
(Entran ambos en la casa).
RATÓN.-
(Que asoma por un rincón).
Esto no me gusta ni un pelo de gato.
(Sale).
GATO.-
(En off).
Ven aquí, rata tontorrona. Empecemos por el banquete de bodas… ¿Dónde te has escondido?
(La Ratita sale por la puerta de su casa).
RATITA.-
Socorro, socorro; el gato me quiere comer.
RATÓN.-
Ven aquí y escóndete.
(La Ratita se acerca hasta el lugar en el que está el Ratón).
RATÓN.-
Escóndete aquí y llama con todas tus fuerzas al gato.
(La Ratita se esconde cerca del Ratón).
RATITA.-
(En off).
¡Señor Gato!, ¡dese prisa!, ¡que llegamos tarde al banquete!
(El Gato asoma desde la puerta de la casa. El Ratón se esconde también).
GATO.-
Será tontorrona, que aún no se ha dado cuenta de que el banquete es ella.
RATITA.-
(En off).
¡Señor Gato!, ¡dese prisa!
(El Gato se acerca hasta el lugar en el que se esconden los otros dos).
GATO.-
¿Dónde te escondes, preciosa mía?
(En ese momento, una red sale desde abajo y atrapa al Gato, que intenta escaparse, sin conseguirlo).
GATO.-
Querida Ratita, suéltame de aquí, si no, no podremos casarnos.
RATITA.-
Con usted señor Gato, no me casaré.
RATÓN.-
Vine a avisarte de que llegaba el gato, pero no me hiciste ni caso.
RATITA.-
Es usted muy valiente, señor Ratón.
RATÓN.-
En la vida hay que ser valiente, si no quieres que te coman los gatos.
RATITA.-
¿Y no querría usted casarse conmigo?
RATÓN.-
¿No se supone que tendría que pedirlo yo?
RATITA.-
¿No dices que hay que ser valiente?
RATÓN.-
Contigo me casaré, Ratita querida… Adiós, señor Gato; ya avisaremos al señor Perro que usted lo está esperando por aquí.
(Salen la Ratita y el Ratón).
GATO.-
¡Sardinas podridas!, espero que ese perro esté durmiendo la siesta.
(Escuchamos unos ladridos).
¡Sardinas!, ¡está despierto!
(Entra el Perro).
PERRO.-
¡Guau!, te buscaba amigo gato.
GATO.-
Me verás, pero no me cogerás.
(El Gato sale del lugar).
PERRO.-
Te cogeré, ya lo verás.
(Sale en pos del Gato).
(Al rato vuelven a hacer su aparición, el Gato gritando y el Perro ladrando. Entran y salen).
(Entra el Gallo).
GALLO.-
¡Kikiriki!, esta historia termina aquí. La Ratita y el Ratón se dieron un beso y fueron felices comiendo queso. Y todos fueron felices…
(Entra el Gato, aún con la red).
GATO.-
¿Pero qué dices?, yo no soy feliz.
(Sale el Gato. Se escuchan ladridos).
GALLO.-
Es verdad, todos fueron felices, menos el Gato, al que durante un tiempo, tocaron las narices.
¡Kikiriki!, ¡que ya me fui!
(Sale el Gallo).
4) Animales Abandonados:
NARRADOR.- Esto era una vez un burro muy viejo y muy canijo tan viejo y tan canijo que siempre tenía hipo. Tanto hipar, tanto hipar, ya no podía trabajar. Como no se tenía en pie su amo que era otro burro no lo trataba bien.
(Aparecen en escena el campesino y el burro, éste andando muy despacio y vacilante)
CAMPESINO.- Anda carga con el saco, lleva el trigo al molino, traes la harina al rato das vueltas a la noria sacas agua del pozo traes la leña del bosque, luego labras el sembrado. Venga ya, trabaja vago.
BURRO.- No puedo amo, soy tan viejo que no me quedan fuerzas ni para mover el esqueleto.
CAMPESINO.- ¡Cómo que no puedes, patán!. Vamos ya te estás moviendo. Anda, ponte a trabajar.
(Le carga el saco pero el burro se cae al suelo)
BURRO.- No puedo mi amo, no puedo. Tengo sueño, tengo hambre, me he torcido el tobillo, ya no puedo levantarme y me duele el colodrillo ¡Ayúdame, dame la mano!
CAMPESINO.- ¡Que te ayude, tendrás cara! Después de que te doy paja si no trabajas es porque no te da la gana.
Si no quieres trabajar. ¡Fuera de mi casa holgazán!
BURRO.- (Se levanta de mala manera y se pone de rodillas)
No me eches, por favor. Recuerda que de antes trabajaba todos los días de sol a sol.
CAMPESINO.- Eso ya pasó, ¿qué quieres ahora?, ¿que te alimente sin trabajar? ¡Fuera de aquí glotón!
(Le da una patada en el culo y se va. El burro se queda en el escenario y comienza a andar por él poco a poco, muy cabizbajo)
ÁRBOL I.- ¡Qué pena! Toda la vida trabajando para su dueño y al final lo echan de casa como a un perro.
ÁRBOL II. - Tienes razón. Es una vergüenza. ¡Pobre burro, qué pena me da!
NARRADOR.- El burro salió del corral muy triste, se sentía muy mal y además no sabía dónde ir. (El niño que hace de burro debe mirar al público y manifestar tristeza, a punto de llorar, da una vuelta por el escenario, con la cabeza agachada, andando muy despacito)
Andando, andando por el camino, al poco rato se encontró con un perro.
(El perro debe aparecer con mal aspecto y tan triste y pesaroso como el burro)
PERRO. - (Con pena) ¡Guau, guau, guau!
BURRO. - ¿Por qué lloras?
PERRO. - Lloro porque tengo mucha pena.
BURRO.- ¿Tú quién eres?
PERRO.- Ya lo ves, ayer era un perro de compañía, hoy soy un perro abandonado.
BURRO.- Parece que estás triste.
PERRO.- Sí que lo estoy.
BURRO.- ¿Por qué dices que eras un perro de compañía? ¿Es que ya no lo eres?
PERRO.- Claro, siempre he sido un perro de compañía. He vivido con mi dueño desde pequeñito y ayer mismo me dijo: "Sube al coche que nos vamos de vacaciones"
BURRO. - ¿Y no os fuisteis?
PERRO. - Si. Me subí y cuando llegamos a una gasolinera me dijo: "Baja un momento que voy a echar gasolina"
BURRO. - ¿Y tú te bajaste?
PERRO. - Claro. Entonces él salió corriendo y me dejó abandonado.
BURRO.- Pues vaya faena macho. Y ¿Adónde vas?
PERRO.- No lo sé. Tengo hambre y no sé dónde ir.
ÁRBOL.- A otro que lo han echado de casa igual que al burro. ¡Qué pena! Los hombres no entienden que somos seres vivos igual que ellos y necesitamos cuidados.
BURRO.- Entonces te ha pasado lo mismo que a mí. A mí también me han echado de casa. Vente conmigo y buscaremos algún sitio donde poder quedarnos a vivir.
PERRO.- Vale, me iré contigo. No sabes como te lo agradezco.
NARRADOR.- Y así fue como el burro y el perro se hicieron amigos y comenzaron a andar pensando en lo que podrían hacer para ganarse la vida.
Y andando, andando al poco tiempo se encontraron con un gato.
GATO. - ¡Qué penita tengo! ¡Qué penita!
BURRO.- ¡Hola! ¿Quién eres tú?
GATO.- Yo soy un gato que ya no sirvo para ser gato.¡Ay, qué pena tan grande tengo! (Se pone a llorar muy fuerte. ¡Miau, miau!)
PERRO.- No llores buen gato y dinos lo que te pasa, porque a lo mejor te podemos ayudar.
GATO.- Lo que me pasa es que soy muy viejo y ya no soy capaz de cazar ratones, y mi amo me acaba de echar de casa y ahora no sé dónde ir y me da mucha pena y también me duele la nariz.
ÁRBOL.- ¡Pero bueno, será posible! Otro pobre animal que ha sido expulsado de su hogar. Los humanos son crueles. ¿Es que no tienen sentimientos?
GATO.- ¡Ay, ay qué penita tengo! Me duele hasta el rabito de la pena que tengo.
BURRO.- Para, para, no sigas diciendo cosas que pareces el pupas. A nosotros nos ha pasado lo mismo que a ti y no nos quejamos tanto.
PERRO.- ¿Quieres venirte con nosotros?
GATO.- ¿Y adónde vais?
BURRO.- Pues vamos andando por este camino. No sabemos a donde iremos a parar.
GATO.- De acuerdo, me voy con vosotros, entre todos a lo mejor se nos ocurre algo.
NARRADOR.- Y así fue como se les unió el gato y continuaron su camino. Al poco rato se encontraron con un loro que venía cantando porque estaba muy contento.
LORO. - ¡Soy loro Repipi! ¡Soy el loro Repipi ¡Soy muy feliz, soy muy feliz!
PERRO.- Alto ahí ¿Quién eres tú?
LORO.- Soy un loro. Soy un loro. Repito, repito soy un loro ¿Es que no lo veis? ¿No lo veis? ¿No lo veis?
PERRO.- Sí ya lo vemos. Y ¿por qué vas cantando? ¿Es que estás contento?
LORO.- Pues claro que estoy contento, tengo motivos para estarlo. Por eso voy cantando. Cantando. Cantando.
GATO. - ¿Estás contento porque te vas de vacaciones?
LORO. - No, qué va, no me voy de vacaciones. Vacaciones, no que va, no que va.
BURRO. - ¿Es que estrenas un traje nuevo?
LORO. - No, tampoco. Este es el traje que me pongo todos los días, días, días.
PERRO.- Entonces ¿Te ha tocado la lotería?
LORO.- No, no me ha tocado la lotería. Algo mejor, algo mejor.
GATO.- Venga, déjate de rodeos y cuéntanos lo que te ha pasado, y luego te contamos nuestra vida.
LORO.- Muy sencillo. Mi amo me enseñó a decir fea y al día siguiente cuando su mujer pasó a mi lado yo le dije: ¡Fea, fea!
GATO. - ¡Hombre eso no se hace! ¡Vaya metedura de pata! ¿Y qué pasó?
LORO. - Pues que la mujer se lo dijo a mi amo y él le contestó: "Mañana mismo le retuerzo el pescuezo al loro"
BURRO. - ¿Y tú qué hiciste?
LORO. - Pues como no soy tonto, no lo dudé un momento, me escapé de casa y aquí estoy feliz y contento, contento...contento.
GATO.- Pues nosotros no nos hemos escapado de casa, a nosotros nos han echado de una patada en el culo.
LORO. - Bueno, es casi lo mismo.
PERRO. - Toda la vida acompañando a nuestros amos y al final, cuando le da la gana, te echan de su casa para que te mueras de asco. Así son los humanos.
LORO.- ¿Y adónde vais?
PERRO.- No lo sabemos. Vamos andando sin saber a donde ir.
BURRO.- Sí, y además no sabemos como nos vamos a ganar la vida. Porque como estamos viejos ya no somos capaces de trabajar en lo que hacíamos antes.
LORO.- Tengo una idea. Aunque estáis viejos creo que todavía servís para hacer una cosa con la que ganaros la vida.
GATO.- Pues no sé yo que puede ser esa cosa que yo sepa hacer. Desde que se me escapó el último ratón me he quedado con un complejo de inútil y de impotente que ya, ya.
LORO.- Sí que sabéis hacer una cosa cada uno. Sabéis cantar cada uno a su manera, como se ha hecho durante toda la vida.
BURRO.- ¡Pues es verdad¡ Yo, aunque soy tan burro, todavía soy capaz de rebuznar.
PERRO.- Y yo, aunque ya no puedo correr, sin embargo sí puedo ladrar, y además tan fuerte como antes.
GATO.- ¡Es verdad¡ A mí no se me ha olvidado decir ¡miau!
LORO.- Pues entonces no se hable más. Formamos un conjunto musical y vamos por los pueblos cantando y así nos ganaremos la vida. ¿Estáis de acuerdo?
TODOS.- ¡Sí! ¡Vamos a formar un conjunto musical!
NARRADOR.- Los animales continuaron andando mucho más tranquilos pensando que ya tenían una profesión con la que ganarse la vida, anduvieron durante un buen rato hasta que se les hizo de noche.
BURRO.- Se ha hecho de noche y ya no se ve ni un burro a tres pasos. Podíamos descansar aquí hasta que se haga de día.
LORO.- Déjame que me suba encima de ti para ver si diviso algo a lo lejos.
(El loro se sube sobre el burro y...)
Veo, veo...
PERRO.- ¿Qué ves?
LORO.- Una lucecita.
GATO.- Y ¿Qué lucecita es?
(Se cae el loro con gran estrépito)
BURRO. - ¿Qué has visto? ¿Qué has visto?
LORO. - ¡Ay! ¡Qué talegazo me he metido! He visto las estrellas.
GATO. - Venga. No seas quejica y dinos lo que has visto.
LORO.- Es una luz de una casa y ya está bien de cachondeo.
PERRO.- Pues vamos y pasaremos allí la noche.
NARRADOR.- Todos los animales se dirigieron hacia donde veían la luz, se aproximaron a ella y de pronto vieron que se aproximaba hacia ellos un hombre.
PERRO. - Me parece que viene alguien, huelo a un hombre, si huele lo mismo que el hombre que me echó de casa. Vamos a escondernos.
(Se apartan todos a un lado del escenario y aparece en el escenario el niño disfrazado de hombre)
BURRO. - Anda lo mismo que el hombre que me echó, si debe de ser un hombre malo.
GATO. - Pues yo digo que tiene un sombrero como el que me echó a mí si creo que es malo, es malo.
HOMBRE. - Se me ha hecho tarde, se me ha hecho tarde y lo peor de todo es que tengo que llegar al pueblo y no veo nada, que no veo donde piso.
NARRADOR. - El hombre tenía mucha prisa y no se dio cuenta de que allí mismo había un pozo, no lo vio y se cayó dentro.
(Hace como que se cae a un pozo)
HOMBRE. - ¡Ay, ay! Me he caído a un pozo. ¡Auxilio, socorro! ¡Que me ahogo!
NARRADOR. - Los animales, vieron como el hombre se cayó al pozo y a pesar de que pensaban que era el mismo hombre que los había echado de casa no lo dudaron un momento y fueron a ayudarle.
BURRO. - Creo que debemos ayudarle.
PERRO. - Si vamos corriendo antes de que se ahogue.
GATO. - Vamos, vamos y entre todos lo sacamos del pozo.
LORO. - ¡A salvarlo, a salvarlo, a salvarlo!
(Todos los animales van hacia el hombre y hacen como que lo sacan del pozo)
HOMBRE. - ¡Gracias por salvarme la vida! Os estoy muy agradecido, si puedo hacer algo por vosotros, decídmelo y lo haré.
BURRO. - El caso es que nosotros no tenemos casa y no sabemos donde ir.
PERRO. - Si porque nuestros dueños nos han abandonado.
GATO. - O nos han echado de casa.
HOMBRE. – Me siento avergonzado por lo que me estáis contando que han hecho con vosotros vuestros amos. Os pido disculpas, es cierto que los hombres, a veces no nos portamos bien con nuestros amigos los animales domésticos. Intentaré ayudaros.
PERRO. – Nosotros habíamos pensado formar un conjunto musical e ir por el mundo cantando para ver si así nos podemos ganar la vida. ¿Qué te parece la idea?
HOMBRE. – La verdad es que no me parece muy buena idea porque la música ya no es lo que era.
BURRO. – Entonces. ¿Qué nos aconsejas?
LORO. - ¡Ahora, qué hacemos, ¿dónde vamos? , ¿dónde vamos?
HOMBRE. - ¿Qué os parece si os busco sitio en una reserva natural?
GATO. - ¿Y qué es una reserva natural?
HOMBRE. – Pues es un lugar donde estáis protegidos y vivís en compañía unos con otros.
GATO. – Y en esa reserva ¿habrá alguien que me quiera y me acaricie el lomo?
HOMBRE. – Pues no lo sé porque nunca he estado en una de esas.
GALLO. – Y en esa reserva hay un gallinero con gallinas y gente para que yo la despierte por las mañanas?
HOMBRE. – Creo que no.
PERRO. – ¿Y hay un niño que me rasque la cabeza?
HOMBRE. – Creo que tampoco.
LORO. – Y hay una…
HOMBRE. – Ya está, veo que la reserva no os va a gustar demasiado, creo que he encontrado otra solución, no le deis más vueltas veniros a mi casa. El burro se revolcará en mi campo, el gallo vivirá en mi gallinero, el perro vigilará mi casa, el gato se paseará por la bodega para espantar a los ratones y el loro que haga lo que quiera. ¿Qué os parece?
TODOS LOS ANIMALES. - Muy bien. ¡Viva! ¡Vamos a tu casa!
(Rodean todos al hombre y salen juntos del escenario)
NARRADOR. – Y así quedó todo solucionado. El hombre se llevó a todos los animales a su casa y allí vivieron felices durante mucho tiempo.
5) Cuando los Animales Hablan:
(Entra la Ratita Presumida vestida con un sencillo delantal, trae una escoba y con ella se pone a barrer delante de su casa).
RATITA.-
(Deja de barrer, mientras mira a un punto en el suelo).
¿Qué es esto que brilla?
(Se agacha y lo coge).
¡Es una moneda de oro!
(Mira a un lado y otro).
A alguien se le cayó, pero en este momento sola estoy yo.
(Y sin media palabra más, se guarda la moneda en su delantal).
(Sigue barriendo, como si nada hubiera pasado).
RATITA.-
Si en un rato no aparece nadie para reclamarla, me compraré algo con esta moneda de oro.
(Sigue barriendo. Cada vez que habla, deja de barrer; y cuando guarda silencio, barre).
RATITA.-
Parece que no viene nadie. ¿Y qué podré comprarme con la moneda? ¡Ya lo sé!, unos caramelos. No, no; las chuches producen caries y no quiero estropear mis bonitos y blancos dientes.
(Barre).
¡Ya lo sé! Unas buenas agujas con las que coser y dejar bonito mi delantal. No, no; me podría pinchar con una de las agujas.
(Barre).
¡Ya lo sé!, me compraré una rebeca nueva. El otro día vi una preciosa en la tienda que está en la plaza. ¡Eso haré!
(Y ni corta ni perezosa, deja su escoba apoyada en los escalones de su casa y sale de escena).
(Al poco rato, entra el Gallo).
GALLO.-
¡Qué mala suerte!, hoy no está la Ratita Presumida barriendo delante de su casa. ¡Cachis!, da igual, daré un paseo y volveré dentro de un rato.
(Sale el Gallo).
(Entra un Cerdo).
CERDO.-
Por las bellotas de mi tío Abelardo, no está hoy la Ratita… ¡Bellotas podridas! Iré a comer algo y pasaré a ver si la veo.
(Sale el Cerdo).
(Entra la Ratita Presumida, lleva puesta su nueva rebeca; se la ve muy guapa).
(Enseguida entra el Gallo).
GALLO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gallo.
GALLO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
GALLO.-
Cuando llega la medianoche, grito a pleno pulmón: ¡kikiriki!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
GALLO.-
Pues te pierdes a un tipo bien guapo como yo.
(Sale el Gallo todo digno).
RATITA.-
¡Menudo tonto!, ¿a quién se le ocurre ponerse a gritar a medianoche?
(Entra el Cerdo).
CERDO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Cerdo.
CERDO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
CERDO.-
Todas las noches, antes de acostarme, me paseo por toda la casa, gritando por si hay ladrones: ¡oink, oink!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
CERDO.-
Vaya con la presumida. Que sepas que hay unas cuantas cerdas que estarán encantadas de casarse conmigo.
(Sale el Cerdo).
RATITA.-
¿A qué cochino se le ocurre pasearse por la casa gritando “oink, oink”?
(Entra un Perro).
PERRO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Perro.
PERRO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
PERRO.-
En cuanto llega la noche, me encanta ladrar, para desear las buenas noches a todo el vecindario. ¡Guau, guau!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
PERRO.-
No hay problema, Ratita; que en otro lugar querrán mis ladridos.
(Sale el Perro).
RATITA.-
¡Qué vida de perros iba a llevar si me casaba con él!
(Entra un Ratón).
RATÓN.-
Ratita presumida, que guapa estás hoy.
RATITA.-
Vete de aquí, que no me casaré contigo, que eres más pobre que las ratas.
RATÓN.-
Pero si yo venía a avisarte que…
RATITA.-
Vete de aquí, que no comes sino del queso más barato.
RATÓN.-
Sólo venía a avisarte que se acercaba un…
RATITA.-
No me interesan tus avisos de pobre.
RATÓN.-
Vale, vale. ¡Vaya, si parece que las rebecas nuevas la ponen de mal humor!
(Sale el Ratón).
RATITA.-
Dicen mis amigas que es el mejor ratón del barrio… Si al menos tuviese un descapotable, o una casita en la playa… Menudo pobretón.
(Entra un Gato).
GATO.-
Ratita presumida, qué hermosa y elegante estás.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gato.
GALLO.-
Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, ¿qué harás?
GALLO.-
Maullar suavemente y cantarte las más hermosas canciones. Y después, dormir y callar.
RATITA.-
Pues contigo, señor gato, me voy a casar.
GATO.-
Entremos en tu casa y hablemos de los planes para la boda, que todo tiene que estar muy bien preparado, para que nada falle.
RATITA.-
Veo que piensas en todo, señor Gato.
GATO.-
No lo sabes tu bien, ratita. Entremos en la casa, querida mía.
(Entran ambos en la casa).
RATÓN.-
(Que asoma por un rincón).
Esto no me gusta ni un pelo de gato.
(Sale).
GATO.-
(En off).
Ven aquí, rata tontorrona. Empecemos por el banquete de bodas… ¿Dónde te has escondido?
(La Ratita sale por la puerta de su casa).
RATITA.-
Socorro, socorro; el gato me quiere comer.
RATÓN.-
Ven aquí y escóndete.
(La Ratita se acerca hasta el lugar en el que está el Ratón).
RATÓN.-
Escóndete aquí y llama con todas tus fuerzas al gato.
(La Ratita se esconde cerca del Ratón).
RATITA.-
(En off).
¡Señor Gato!, ¡dese prisa!, ¡que llegamos tarde al banquete!
(El Gato asoma desde la puerta de la casa. El Ratón se esconde también).
GATO.-
Será tontorrona, que aún no se ha dado cuenta de que el banquete es ella.
RATITA.-
(En off).
¡Señor Gato!, ¡dese prisa!
(El Gato se acerca hasta el lugar en el que se esconden los otros dos).
GATO.-
¿Dónde te escondes, preciosa mía?
(En ese momento, una red sale desde abajo y atrapa al Gato, que intenta escaparse, sin conseguirlo).
GATO.-
Querida Ratita, suéltame de aquí, si no, no podremos casarnos.
RATITA.-
Con usted señor Gato, no me casaré.
RATÓN.-
Vine a avisarte de que llegaba el gato, pero no me hiciste ni caso.
RATITA.-
Es usted muy valiente, señor Ratón.
RATÓN.-
En la vida hay que ser valiente, si no quieres que te coman los gatos.
RATITA.-
¿Y no querría usted casarse conmigo?
RATÓN.-
¿No se supone que tendría que pedirlo yo?
RATITA.-
¿No dices que hay que ser valiente?
RATÓN.-
Contigo me casaré, Ratita querida… Adiós, señor Gato; ya avisaremos al señor Perro que usted lo está esperando por aquí.
(Salen la Ratita y el Ratón).
GATO.-
¡Sardinas podridas!, espero que ese perro esté durmiendo la siesta.
(Escuchamos unos ladridos).
¡Sardinas!, ¡está despierto!
(Entra el Perro).
PERRO.-
¡Guau!, te buscaba amigo gato.
GATO.-
Me verás, pero no me cogerás.
(El Gato sale del lugar).
PERRO.-
Te cogeré, ya lo verás.
(Sale en pos del Gato).
(Al rato vuelven a hacer su aparición, el Gato gritando y el Perro ladrando. Entran y salen).
(Entra el Gallo).
GALLO.-
¡Kikiriki!, esta historia termina aquí. La Ratita y el Ratón se dieron un beso y fueron felices comiendo queso. Y todos fueron felices…
(Entra el Gato, aún con la red).
GATO.-
¿Pero qué dices?, yo no soy feliz.
(Sale el Gato. Se escuchan ladridos).
GALLO.-
Es verdad, todos fueron felices, menos el Gato, al que durante un tiempo, tocaron las narices.
¡Kikiriki!, ¡que ya me fui!
(Sale el Gallo).
4) Animales Abandonados:
NARRADOR.- Esto era una vez un burro muy viejo y muy canijo tan viejo y tan canijo que siempre tenía hipo. Tanto hipar, tanto hipar, ya no podía trabajar. Como no se tenía en pie su amo que era otro burro no lo trataba bien.
(Aparecen en escena el campesino y el burro, éste andando muy despacio y vacilante)
CAMPESINO.- Anda carga con el saco, lleva el trigo al molino, traes la harina al rato das vueltas a la noria sacas agua del pozo traes la leña del bosque, luego labras el sembrado. Venga ya, trabaja vago.
BURRO.- No puedo amo, soy tan viejo que no me quedan fuerzas ni para mover el esqueleto.
CAMPESINO.- ¡Cómo que no puedes, patán!. Vamos ya te estás moviendo. Anda, ponte a trabajar.
(Le carga el saco pero el burro se cae al suelo)
BURRO.- No puedo mi amo, no puedo. Tengo sueño, tengo hambre, me he torcido el tobillo, ya no puedo levantarme y me duele el colodrillo ¡Ayúdame, dame la mano!
CAMPESINO.- ¡Que te ayude, tendrás cara! Después de que te doy paja si no trabajas es porque no te da la gana.
Si no quieres trabajar. ¡Fuera de mi casa holgazán!
BURRO.- (Se levanta de mala manera y se pone de rodillas)
No me eches, por favor. Recuerda que de antes trabajaba todos los días de sol a sol.
CAMPESINO.- Eso ya pasó, ¿qué quieres ahora?, ¿que te alimente sin trabajar? ¡Fuera de aquí glotón!
(Le da una patada en el culo y se va. El burro se queda en el escenario y comienza a andar por él poco a poco, muy cabizbajo)
ÁRBOL I.- ¡Qué pena! Toda la vida trabajando para su dueño y al final lo echan de casa como a un perro.
ÁRBOL II. - Tienes razón. Es una vergüenza. ¡Pobre burro, qué pena me da!
NARRADOR.- El burro salió del corral muy triste, se sentía muy mal y además no sabía dónde ir. (El niño que hace de burro debe mirar al público y manifestar tristeza, a punto de llorar, da una vuelta por el escenario, con la cabeza agachada, andando muy despacito)
Andando, andando por el camino, al poco rato se encontró con un perro.
(El perro debe aparecer con mal aspecto y tan triste y pesaroso como el burro)
PERRO. - (Con pena) ¡Guau, guau, guau!
BURRO. - ¿Por qué lloras?
PERRO. - Lloro porque tengo mucha pena.
BURRO.- ¿Tú quién eres?
PERRO.- Ya lo ves, ayer era un perro de compañía, hoy soy un perro abandonado.
BURRO.- Parece que estás triste.
PERRO.- Sí que lo estoy.
BURRO.- ¿Por qué dices que eras un perro de compañía? ¿Es que ya no lo eres?
PERRO.- Claro, siempre he sido un perro de compañía. He vivido con mi dueño desde pequeñito y ayer mismo me dijo: "Sube al coche que nos vamos de vacaciones"
BURRO. - ¿Y no os fuisteis?
PERRO. - Si. Me subí y cuando llegamos a una gasolinera me dijo: "Baja un momento que voy a echar gasolina"
BURRO. - ¿Y tú te bajaste?
PERRO. - Claro. Entonces él salió corriendo y me dejó abandonado.
BURRO.- Pues vaya faena macho. Y ¿Adónde vas?
PERRO.- No lo sé. Tengo hambre y no sé dónde ir.
ÁRBOL.- A otro que lo han echado de casa igual que al burro. ¡Qué pena! Los hombres no entienden que somos seres vivos igual que ellos y necesitamos cuidados.
BURRO.- Entonces te ha pasado lo mismo que a mí. A mí también me han echado de casa. Vente conmigo y buscaremos algún sitio donde poder quedarnos a vivir.
PERRO.- Vale, me iré contigo. No sabes como te lo agradezco.
NARRADOR.- Y así fue como el burro y el perro se hicieron amigos y comenzaron a andar pensando en lo que podrían hacer para ganarse la vida.
Y andando, andando al poco tiempo se encontraron con un gato.
GATO. - ¡Qué penita tengo! ¡Qué penita!
BURRO.- ¡Hola! ¿Quién eres tú?
GATO.- Yo soy un gato que ya no sirvo para ser gato.¡Ay, qué pena tan grande tengo! (Se pone a llorar muy fuerte. ¡Miau, miau!)
PERRO.- No llores buen gato y dinos lo que te pasa, porque a lo mejor te podemos ayudar.
GATO.- Lo que me pasa es que soy muy viejo y ya no soy capaz de cazar ratones, y mi amo me acaba de echar de casa y ahora no sé dónde ir y me da mucha pena y también me duele la nariz.
ÁRBOL.- ¡Pero bueno, será posible! Otro pobre animal que ha sido expulsado de su hogar. Los humanos son crueles. ¿Es que no tienen sentimientos?
GATO.- ¡Ay, ay qué penita tengo! Me duele hasta el rabito de la pena que tengo.
BURRO.- Para, para, no sigas diciendo cosas que pareces el pupas. A nosotros nos ha pasado lo mismo que a ti y no nos quejamos tanto.
PERRO.- ¿Quieres venirte con nosotros?
GATO.- ¿Y adónde vais?
BURRO.- Pues vamos andando por este camino. No sabemos a donde iremos a parar.
GATO.- De acuerdo, me voy con vosotros, entre todos a lo mejor se nos ocurre algo.
NARRADOR.- Y así fue como se les unió el gato y continuaron su camino. Al poco rato se encontraron con un loro que venía cantando porque estaba muy contento.
LORO. - ¡Soy loro Repipi! ¡Soy el loro Repipi ¡Soy muy feliz, soy muy feliz!
PERRO.- Alto ahí ¿Quién eres tú?
LORO.- Soy un loro. Soy un loro. Repito, repito soy un loro ¿Es que no lo veis? ¿No lo veis? ¿No lo veis?
PERRO.- Sí ya lo vemos. Y ¿por qué vas cantando? ¿Es que estás contento?
LORO.- Pues claro que estoy contento, tengo motivos para estarlo. Por eso voy cantando. Cantando. Cantando.
GATO. - ¿Estás contento porque te vas de vacaciones?
LORO. - No, qué va, no me voy de vacaciones. Vacaciones, no que va, no que va.
BURRO. - ¿Es que estrenas un traje nuevo?
LORO. - No, tampoco. Este es el traje que me pongo todos los días, días, días.
PERRO.- Entonces ¿Te ha tocado la lotería?
LORO.- No, no me ha tocado la lotería. Algo mejor, algo mejor.
GATO.- Venga, déjate de rodeos y cuéntanos lo que te ha pasado, y luego te contamos nuestra vida.
LORO.- Muy sencillo. Mi amo me enseñó a decir fea y al día siguiente cuando su mujer pasó a mi lado yo le dije: ¡Fea, fea!
GATO. - ¡Hombre eso no se hace! ¡Vaya metedura de pata! ¿Y qué pasó?
LORO. - Pues que la mujer se lo dijo a mi amo y él le contestó: "Mañana mismo le retuerzo el pescuezo al loro"
BURRO. - ¿Y tú qué hiciste?
LORO. - Pues como no soy tonto, no lo dudé un momento, me escapé de casa y aquí estoy feliz y contento, contento...contento.
GATO.- Pues nosotros no nos hemos escapado de casa, a nosotros nos han echado de una patada en el culo.
LORO. - Bueno, es casi lo mismo.
PERRO. - Toda la vida acompañando a nuestros amos y al final, cuando le da la gana, te echan de su casa para que te mueras de asco. Así son los humanos.
LORO.- ¿Y adónde vais?
PERRO.- No lo sabemos. Vamos andando sin saber a donde ir.
BURRO.- Sí, y además no sabemos como nos vamos a ganar la vida. Porque como estamos viejos ya no somos capaces de trabajar en lo que hacíamos antes.
LORO.- Tengo una idea. Aunque estáis viejos creo que todavía servís para hacer una cosa con la que ganaros la vida.
GATO.- Pues no sé yo que puede ser esa cosa que yo sepa hacer. Desde que se me escapó el último ratón me he quedado con un complejo de inútil y de impotente que ya, ya.
LORO.- Sí que sabéis hacer una cosa cada uno. Sabéis cantar cada uno a su manera, como se ha hecho durante toda la vida.
BURRO.- ¡Pues es verdad¡ Yo, aunque soy tan burro, todavía soy capaz de rebuznar.
PERRO.- Y yo, aunque ya no puedo correr, sin embargo sí puedo ladrar, y además tan fuerte como antes.
GATO.- ¡Es verdad¡ A mí no se me ha olvidado decir ¡miau!
LORO.- Pues entonces no se hable más. Formamos un conjunto musical y vamos por los pueblos cantando y así nos ganaremos la vida. ¿Estáis de acuerdo?
TODOS.- ¡Sí! ¡Vamos a formar un conjunto musical!
NARRADOR.- Los animales continuaron andando mucho más tranquilos pensando que ya tenían una profesión con la que ganarse la vida, anduvieron durante un buen rato hasta que se les hizo de noche.
BURRO.- Se ha hecho de noche y ya no se ve ni un burro a tres pasos. Podíamos descansar aquí hasta que se haga de día.
LORO.- Déjame que me suba encima de ti para ver si diviso algo a lo lejos.
(El loro se sube sobre el burro y...)
Veo, veo...
PERRO.- ¿Qué ves?
LORO.- Una lucecita.
GATO.- Y ¿Qué lucecita es?
(Se cae el loro con gran estrépito)
BURRO. - ¿Qué has visto? ¿Qué has visto?
LORO. - ¡Ay! ¡Qué talegazo me he metido! He visto las estrellas.
GATO. - Venga. No seas quejica y dinos lo que has visto.
LORO.- Es una luz de una casa y ya está bien de cachondeo.
PERRO.- Pues vamos y pasaremos allí la noche.
NARRADOR.- Todos los animales se dirigieron hacia donde veían la luz, se aproximaron a ella y de pronto vieron que se aproximaba hacia ellos un hombre.
PERRO. - Me parece que viene alguien, huelo a un hombre, si huele lo mismo que el hombre que me echó de casa. Vamos a escondernos.
(Se apartan todos a un lado del escenario y aparece en el escenario el niño disfrazado de hombre)
BURRO. - Anda lo mismo que el hombre que me echó, si debe de ser un hombre malo.
GATO. - Pues yo digo que tiene un sombrero como el que me echó a mí si creo que es malo, es malo.
HOMBRE. - Se me ha hecho tarde, se me ha hecho tarde y lo peor de todo es que tengo que llegar al pueblo y no veo nada, que no veo donde piso.
NARRADOR. - El hombre tenía mucha prisa y no se dio cuenta de que allí mismo había un pozo, no lo vio y se cayó dentro.
(Hace como que se cae a un pozo)
HOMBRE. - ¡Ay, ay! Me he caído a un pozo. ¡Auxilio, socorro! ¡Que me ahogo!
NARRADOR. - Los animales, vieron como el hombre se cayó al pozo y a pesar de que pensaban que era el mismo hombre que los había echado de casa no lo dudaron un momento y fueron a ayudarle.
BURRO. - Creo que debemos ayudarle.
PERRO. - Si vamos corriendo antes de que se ahogue.
GATO. - Vamos, vamos y entre todos lo sacamos del pozo.
LORO. - ¡A salvarlo, a salvarlo, a salvarlo!
(Todos los animales van hacia el hombre y hacen como que lo sacan del pozo)
HOMBRE. - ¡Gracias por salvarme la vida! Os estoy muy agradecido, si puedo hacer algo por vosotros, decídmelo y lo haré.
BURRO. - El caso es que nosotros no tenemos casa y no sabemos donde ir.
PERRO. - Si porque nuestros dueños nos han abandonado.
GATO. - O nos han echado de casa.
HOMBRE. – Me siento avergonzado por lo que me estáis contando que han hecho con vosotros vuestros amos. Os pido disculpas, es cierto que los hombres, a veces no nos portamos bien con nuestros amigos los animales domésticos. Intentaré ayudaros.
PERRO. – Nosotros habíamos pensado formar un conjunto musical e ir por el mundo cantando para ver si así nos podemos ganar la vida. ¿Qué te parece la idea?
HOMBRE. – La verdad es que no me parece muy buena idea porque la música ya no es lo que era.
BURRO. – Entonces. ¿Qué nos aconsejas?
LORO. - ¡Ahora, qué hacemos, ¿dónde vamos? , ¿dónde vamos?
HOMBRE. - ¿Qué os parece si os busco sitio en una reserva natural?
GATO. - ¿Y qué es una reserva natural?
HOMBRE. – Pues es un lugar donde estáis protegidos y vivís en compañía unos con otros.
GATO. – Y en esa reserva ¿habrá alguien que me quiera y me acaricie el lomo?
HOMBRE. – Pues no lo sé porque nunca he estado en una de esas.
GALLO. – Y en esa reserva hay un gallinero con gallinas y gente para que yo la despierte por las mañanas?
HOMBRE. – Creo que no.
PERRO. – ¿Y hay un niño que me rasque la cabeza?
HOMBRE. – Creo que tampoco.
LORO. – Y hay una…
HOMBRE. – Ya está, veo que la reserva no os va a gustar demasiado, creo que he encontrado otra solución, no le deis más vueltas veniros a mi casa. El burro se revolcará en mi campo, el gallo vivirá en mi gallinero, el perro vigilará mi casa, el gato se paseará por la bodega para espantar a los ratones y el loro que haga lo que quiera. ¿Qué os parece?
TODOS LOS ANIMALES. - Muy bien. ¡Viva! ¡Vamos a tu casa!
(Rodean todos al hombre y salen juntos del escenario)
NARRADOR. – Y así quedó todo solucionado. El hombre se llevó a todos los animales a su casa y allí vivieron felices durante mucho tiempo.
5) Cuando los Animales Hablan:
El Perro: ¡Pero qué divertido es jugar todos juntos tranquilos y felices!
El Gato: ¡Tienes razón! ¡No hay nada más agradable que esto!
El Loro: ¡Pues jamás pensé que llegara a divertirme tanto como ustedes!
El Gato: ¡Siempre seremos amigos!
El Perro, el gato y el Loro: ¡Siempre!
(Continúan bailando felices. De pronto, del rincón, una sombra comienza a salir y aparece una persona con una escopeta y una red. Entra sigilosamente y de un salto, se pone delante de ellos)
El Cazador: ¡Los tengo! ¡No se muevan! (Los tres animales lo quedan mirando totalmente extrañados. Al ver el arma, se comienzan a asustar y empiezan a correr) – ¡No escaparán!
El Perro: ¡Un momento! Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre pero acaso, ¿El hombre es amigo del perro?
El Cazador: ¿¡Qué dices!? ¿¡Desde cuándo los animales hablan!?
El Perro: Desde que nos cansamos de los abusos de los humanos.
El Loro: ¿¡Por qué dicen que ustedes son los animales racionales cuando en muchas ocasiones, son ustedes a los que les falta la razón!?
El Gato: ¡Yo te apoyo amigo perro! (Se pone a su costado) ¡Ustedes nos han puesto al Perro y a mí como eternos enemigos pero ustedes se envidian, se pelean peor que nosotros y por cosas sin importancia!
El Cazador: ¡Pe, Pero…!
El Loro: ¡Pero nada! ¡Aun siendo yo el bocadillo del Gato, siente un gran respeto por mí! Pero ustedes, no se respetan como personas que son.
El Cazador: ¿¡Pero, qué osadía es esta!? ¡Que los animales les hablen así a los humanos!
El Perro: Ustedes se jactan de ser la raza dominante, pero creo que necesitan dominar su conducta y sus valores.
(Los tres animales se ponen alrededor del hombre y le dijeron al mismo tiempo)
Los tres animales: ¡Valora la importancia de nuestra existencia!
(Se retiran tomados de la mano y saltando. El Cazador se queda pensando en lo que le dijeron los animales y dice).
El Cazador: Tal vez ellos tengan razón y los que nos comportamos como verdaderos animales, somos nosotras las personas. Trataré de cambiar y aprenderé a respetar la vida en todos sus aspectos (Tira su arma, su red y se va con un una expresión de alivio en su rostro).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario